Región de Murcia
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Historia de los descubrimientos y de la investigación del arte rupestre en Murcia.

El descubrimiento en 1912 de los Cantos de la Visera en Yecla supuso el comienzo de los estudios acerca del Arte Rupestre Prehistórico en Murcia. Este descubrimiento propició la aparición en 1915 de varios trabajos de signo distinto. J. Zuazo Palacios (1915) en un libro sobre la vecina localidad albaceteña de Montealegre del Castillo, incluye una reseña sobre las pinturas del Monte Arabí. La parquedad en el tratamiento de las pinturas motivó al destacado prehistoriador Juan Cabré (1915), a confeccionar un estudio más detallado del conjunto e incluirlo en su libro Arte Rupestre en España. Su gran aportación fue la elaboración de unos calcos bastante correctos de las pinturas acompañadas de una somera descripción de motivos. H. Breuil valoró el alcance e importancia de este conjunto del Monte Arabí y le dedicará, junto a M. Burkitt en 1915, un artículo, publicado en la revista francesa L'Anthropologie. El propio Breuil realizará labores de excavación al pie de los abrigos, de donde extrajo interesante industria lítica.

Sin embargo, tras la agitación inicial se va a entrar en una fase de estancamiento en lo que respecta a los hallazgos y consecuentemente a la publicación de trabajos. Este paréntesis no se cerrará hasta que en 1939 se localicen las pinturas de la Cueva del Peliciego, en Jumilla, por A. Fernández Avilés en 1940. F. Javier Fortea Pérez en 1974, aprovecha la ocasión que le brindaban las labores de excavación arqueológica en el interior de la cueva, y con el fin de actualizar el trabajo de Fernández de Avilés, abordará el estudio de las pinturas con nuevas técnicas, haciendo un nuevo calco de las mismas.

En 1962 se localizan los Abrigos del Barranco de los Grajos, en Cieza, y en 1967 los conjuntos de la Cañaíca del Calar y de la Fuente del Sabuco, en Moratalla, propiciando ese nuevo impulso a los estudios al que hacíamos referencia. El profesor A. Beltrán Martínez (1968), que por entonces estaba elaborando el primer Corpus de Arte Rupestre Levantino con todos los conjuntos conocidos hasta el momento, los incluirá en el mismo y presentará una comunicación sobre las pinturas ciezanas al Symposium de Arte Rupestre Prehistórico de Valcamónica celebrado en 1968. En dicho estudio centra la atención en lo que él interpreta como escena de danza.

Volviendo a Moratalla, como hemos señalado anteriormente, se descubren en 1967 los conjuntos de la Fuente del Sabuco y de la Cañaíca del Calar. Ambos son también documentados someramente en el corpus de A. Beltrán Martínez un año más tarde. Asimismo, Miguel Beltrán Lloris (1970), utilizando como apoyo los primeros calcos de su padre, el profesor Beltrán Martínez, publicará un artículo centrado en la supuesta escena de lucha existente en el abrigo I de la Fuente del Sabuco. Como el mismo autor define se trata de una agrupación de dieciséis personajes, divididos en dos bandos, claramente enfrentados.

No obstante, el estudio más detallado de cuantos se han efectuado hasta el momento sobre estos conjuntos, lo realizó A. Beltrán Martínez (1972) siguiendo la misma técnica de trabajo que ya aplicara en el conjunto del Barranco de los Grajos de Cieza, unos años antes. A él se debe la localización de varios abrigos inéditos entonces situados en la misma falda del barranco y relacionados con los abrigos ya conocidos de estas estaciones. Así, en la Cañaíca del Calar, donde los anteriores trabajos tan solo mencionaban la existencia de dos covachos, uno de estilo levantino y otro esquemático, el profesor Beltrán Martínez localizará hasta un total de 5 nuevas cavidades con restos de pintura, así como otros en los que los restos de pigmento eran tan débiles que hacía inútil cualquier intento por documentarlos gráficamente. De las figuras realiza un dibujo preciso y una minuciosa descripción.

A finales de los años 70, concretamente en 1978, se localiza La Risca I, en Moratalla. El conjunto será publicado por Martín y Pedro Lillo Carpio en 1979. Tras un exhaustivo estudio del marco geográfico en el que se inscriben las pinturas, los autores intentan desentrañar el significado de las dos figuras femeninas representadas en el friso, llegando a la conclusión de que por la postura y el engalanamiento que presentan, se trata de una escena ritual, en la que además la diferencia de tamaño entre ambas mujeres, podría traducirse en una diferente iniciación al rito o una diferencia de jerarquía dentro del grupo social al que pertenecen.

Sin lugar a dudas, la etapa más prolífica de estudios sobre el arte rupestre murciano va a ser la década de 1980. Es ahora cuando se producen diversos y continuados descubrimientos, algunos de los cuales se inscriben en labores previamente planificadas de prospección arqueológica entre los que podemos mencionar los trabajos desarrollados por Anna Alonso Tejada en la zona del Noroeste, o los desarrollados por Ricardo Montes Bernárdez en las comarcas de Mula y Vega Alta del río Segura. Es también a partir de ahora cuando el arte rupestre prehistórico alcanza mayor difusión social, propiciada en parte por la publicidad que acompaña a cada hallazgo y de otro lado, por la organización de exposiciones y ciclos de conferencias en diversos municipios de la región a cargo de Javier R. García del Toro.

El año 1985 fue importante en lo referido a la investigación sobre el arte rupestre, puesto que a lo largo del mismo verán la luz una serie de trabajos centrados en diversos conjuntos, que habiéndose localizado años antes, permanecían aún inéditos, como era el caso de la Cueva de la Higuera, en Mazarrón, conocida desde 1979 y los Abrigos del Buen Aire, de Jumilla, descubiertos en 1982.

El profesor A. Beltrán Martínez y Miguel San Nicolás del Toro publicarán en 1985 un artículo sobre el conjunto de la Peña Rubia de Cehegín, en el que se resalta fundamentalmente la novedad que en cuanto a estilo caracteriza a estas pinturas. Su inclusión en el Arte Levantino sirve para reflexionar acerca de la posible existencia de zonas o provincias con una fisonomía particular, aunque todas dentro de lo que se entiende por Arte Levantino.

Paralelamente y en Cieza, A. Cobarro Salmerón y P. Martínez Ortiz (1985) publican unas notas sobre la pinturas rupestres del Barranco de los Grajos incidiendo una vez más en el tema central de estas pinturas como es el de la composición de danza, apoyándose en las interpretaciones ya realizadas por otros autores como A. Beltrán Martínez o F. Jordá Cerdá. Incluyen, asimismo, una referencia a los trabajos de excavación arqueológica que M. J. Walker efectuó en el Abrigo Grande y que pusieron al descubierto unos niveles de ocupación Epipaleolíticos y Neolíticos. Una fecha de C14 para estos últimos dio 5250 a. C., siendo una de las fechas más elevadas a la hora de hablar de neolitización en la Península Ibérica.

Al mismo tiempo, fruto de los trabajos de estudio que sobre las pinturas de Moratalla y sur de Albacete desarrollan Anna Alonso Tejada y Alexandre Grimal, se va a localizar un nuevo abrigo con pinturas a escasos metros de donde se sitúa el conjunto de la Fuente del Sabuco. Una noticia de este descubrimiento ya fue presentada al XIX Congreso Nacional de Arqueología. Tratándose tan solo de dar público conocimiento de su existencia, sin profundizar en su contenido, brevemente esbozado, así como publicar el hallazgo de otro conjunto sobre la Rambla de la Rogativa, el Abrigo de la Fuente Serrano, de estilo esquemático, de cuyo contenido, asimismo, se hace una breve síntesis. Posteriormente, estos mismos autores en 1985 elaboran un estudio más detallado de este abrigo de la Fuente del Sabuco II, cuyo objetivo principal es el de documentar minuciosamente este covacho en el que las pinturas presentan un avanzado estado de deterioro, lo que pudo ser la causa de que pasaran inadvertidas tiempo atrás. Se realiza el dibujo de las figuras y otros restos de pintura, para después hacer una descripción de las mismas.

En 1986 y con motivo de las I Jornadas de Historia de Yecla, Mauro S. Hernández Pérez, presenta un trabajo sobre el conjunto de los Cantos de la Visera, centrándose en el problema de las superposiciones de figuras y la consiguiente cronología relativa que se desprende de ellas. Tras una concisa exposición de la opinión de diversos investigadores sobre el problema de las superposiciones, como es el caso de A. Beltrán Martínez, F. J. Fortea Pérez o F. Jordá Cerdá, aplica la secuencia artística definida en Alicante a este conjunto yeclano. Las retículas existentes por debajo de algunas representaciones naturalistas, que sirvieron a F. J. Fortea Pérez para definir un horizonte artístico nuevo como es el Lineal-Geométrico, serían susceptibles de ser incluidas en el llamado Arte Macroesquemático, representado únicamente y hasta el momento en la zona alicantina y cuya cronología se situaría en torno al Vº milenio.

La secuencia artística de los Cantos de la Visera quedaría definida por un horizonte Lineal-geométrico, fechable por paralelismos mueble a finales del VIº milenio, un posible arte Macroesquemático, fechado en el Vº milenio, un horizonte levantino y, finalmente, un estilo esquemático que, asimismo, por paralelos muebles cada vez más abundantes se fecharía en el Neolítico Medio y Edad del Bronce. El Arte Levantino sería de esta forma de cronología neolítica plena.

En 1985 se descubre el conjunto pintado del Abrigo del Milano, en la Comarca de Mula. Este conjunto presentaba como característica destacable el que junto a él hubiera un enterramiento prehistórico. M. San Nicolás del Toro y A. Alonso Tejada (1986) elaborarán un primer estudio de las pinturas y el enterramiento, en el que se detallan los trabajos efectuados en el lugar. De las pinturas se realiza una descripción general y se plantea la cuestión de la posible relación entre estas y la cultura material representada por el conjunto funerario. Sobre este Abrigo del Milano irán apareciendo en años sucesivos otros trabajos. Así, en 1987, un amplio grupo interdisciplinar elabora un nuevo estudio del mismo, en el que se detallan tanto los trabajos arqueológicos realizados en la necrópolis, como un detallado análisis de los motivos pintados. Una comunicación sobre el mismo fue presentada por M. San Nicolás del Toro, J. M. López y A. Alonso Tejada (1986/87) al I Congreso Internacional de Arte Prehistórico celebrado en Caspe (Zaragoza). Con carácter más general que en anteriores trabajos se da conocimiento de las tareas de excavación desarrolladas y de las figuras comprendidas en el abrigo, tanto naturalistas como esquemáticas.

Igualmente, J. R. García del Toro (1986/87), retomando el tema de la posible significación de las figuras del conjunto de La Risca I, de Moratalla, ya planteado por M. y P. Lillo Carpio (1979), presenta un breve estudio en ese congreso de Caspe. Tras analizar varias posibles interpretaciones concluye que estamos ante una escena de danza, similar a las de otros conjuntos como los Abrigos de Los Grajos, El Pajarejo o el Cinto de las Letras (Teruel).

Hemos de mencionar también la presentación de una comunicación en este Congreso de Caspe por parte de A. Alonso Tejada y J. Orts sobre el conjunto de los Abrigos de Andragulla de Moratalla. Lamentablemente dicho estudio no fue incluido en actas por lo que tan solo podemos reflejar su presentación.

La década de los noventa se va a iniciar favorablemente con el descubrimiento de nuevos conjuntos, como son el Abrigo de los Pucheros, en Cieza, o los conjuntos lorquinos del Abrigo del Mojao y de los Gavilanes. Precisamente sobre el Abrigo del Mojao de Lorca y a raíz de la publicación de su descubrimiento por la prensa, la acción de unos gamberros destruyó parcialmente las pictografías.

Innovador en su enfoque es el trabajo presentado por R. Montes Bernárdez (e.p.) y Cabrera Garrido, J.A. (1990), quienes realizan un estudio estratigráfico del pigmento de varios conjuntos de arte de la Región. A través de una serie de pruebas analíticas de ese pigmento, trata de averiguar aspectos como los componentes pictóricos empleados, la preparación previa del soporte rocoso, la superposición de figuras o la cobertura de papillas calizas.

Posteriormente y por Miguel A. Mateo Saura, se ha realizado un análisis sobre los signos reticulares existentes en el conjunto yeclano de los Cantos de la Visera (1992a), en el que plantea la posibilidad de que el denominado Arte Lineal-Geométrico, definido por F. J. Fortea a partir de los mismos, sea un horizonte artístico exclusivamente mueble, entroncado con la tradición de las plaquetas grabadas de los niveles magdalenieses de la Cueva del Parpalló, pero sin un soporte pictórico, para cuya aceptación cabría señalar cierta problemática.

Igualmente, Mateo Saura publica un trabajo en la Revista del Museo de Murcia, Verdolay (1992b), en el que muestra el desacuerdo con la opinión generalizada de considerar probada la existencia en determinados conjuntos de arte de composiciones de carácter agrícola y ganadero, reflejo del desempeño de tales actividades por parte de los autores del arte naturalista. Lejos de admitirlas al modo propuesto, piensa que se trata de otros ejemplos más de composiciones de recolección de plantas y de caza de animales, inscritas en el contexto económico general no productor de los autores de ese arte.

Por su parte, la campaña de 1992 de prospección arqueológica en la Comarca del Noroeste permitió la localización de un nuevo conjunto de arte de estilo levantino, el Abrigo del Molino de Capel en Moratalla. Un primer estudio del mismo fue presentado por M. A. Mateo Saura, C. Pérez Moñino y J. A. Bernal Monreal a las IV Jornadas de Arqueología Regional celebradas en Murcia en Junio de 1993. Estas pinturas muestran los rasgos generales a toda la comarca de Moratalla-Nerpio, resaltando un acentuado naturalismo para las figuras zoomorfas y una mayor estilización para las humanas, destacando, eso si, algunos aspectos etnográficos como la utilización del arco simple y la técnica de caza individual en las labores cinegéticas. Si resulta muy interesante la representación en este conjunto de un motivo vegetal, al ser estos unos elementos excepcionales en los frisos naturalistas.

R. Montes Bernárdez (1993) publica un nuevo trabajo sobre la Cueva de los Pucheros, que en líneas generales viene a coincidir con el publicado anteriormente sobre este mismo conjunto. Si destaca, en cambio, un estudio estadístico sobre las representaciones de cápridos en los distintos conjuntos naturalistas de Murcia.

Por su parte, A. Alonso Tejada publica en 1993 una reseña sobre dos nuevos paneles pintados descubiertos en el conjunto de La Risca de Moratalla, en donde se refleja alguna composición de tipo cinegético, manteniendo las mismas características morfológicas que muestran las figuras del panel 1, descubierto varios años antes. Asimismo, menciona la existencia de un nuevo conjunto de arte en el paraje de la Molata de Fuensanta, la llamada Fuente del Buitre, también en Moratalla, del que anticipa una descripción de motivos y un calco de los mismos.

Nuevamente, M. A. Mateo en la campaña de prospección desarrollada en 1993 en la comarca del Noroeste, localizó dos nuevos conjuntos de arte en la zona de Charán, en Moratalla. Uno de ellos, la Cueva de los Cascarones, contiene varios motivos de estilo esquemático, entre los que sobresale un gran tectiforme..

A la diversidad del arte rupestre murciano hay que incorporar los recientes hallazgos de varias cavidades en Cieza con arte paleolítico que estudia un equipo investigador del Museo de Cieza, a la vez que la Dirección General de Cultura ha procedido al cerramiento de las mencionadas cuevas, mientras que las últimas campañas de prospección de arte desarrolladas por M.A. Mateo y J.A. Bernal en Moratalla han permitido la localización de varios nuevos conjuntos, entre ellos el Abrigo de Hondares, los Abrigos de Fuensanta y los Abrigos de Zaén, que actualmente y por lo reciente de su descubriento, se encuentran en fase de estudio.


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