 |
El filósofo y sociólogo Javier Echeverría, autor de 'Telépolis', abre en la universidad de Murcia el foro 'Biblioteca y Sociedad', organizado por ANABAD
El filósofo y sociólogo Javier Echeverría, del departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Filosofía del CSIC, abrió ayer en el Centro Social Universitario de la universidad de Murcia (campus de Espinardo) el foro de ANABAD sobre 'Biblioteca y Sociedad'. Presentado por el profesor de la facultad de Comunicación y Documentación de la UMU José Antonio Gómez, Echeverría, tras evocar el paso a una sociedad de la información, digital, con sus efectos en las bibliotecas ("De las bibliotecas a las infotecas" denominó uno de los epígrafes de su información) se centró en algunos aspectos de interés general.
Por ejemplo, en la idea del papel que los virus podrán jugar en el futuro como medio de conocimiento de las sociedades actuales, de la misma manera que hoy, los arqueólogos, utilizan los basureros romanos para conocer la alimentación y otros aspectos de la vida romana.
"Las bibliotecas del segundo entorno -señala en este aspecto el prestigioso especialista en los mundos digitales- han estado centradas en los libros. En el tercer entorno donde se desarrolla la sociedad de la información, las bibliotecas devienen infotecas. El disco duro de nuestro ordenador es nuestra biblioteca privada, y no sólo contiene libros y escritos, sino otros muchos objetos electrónicos. Por poner un ejemplo: no sé si existe una viroteca, es decir, una base de datos donde se archiven y conserven la pléyade de virus informáticos que circulan por Internet. Si no existe, debería haberla. Esos virus forman parte de la infocultura. Algunos son auténticas obras de arte. Los arqueólogos que investigan basureros romanos o de otras culturas han hallado en ellas auténticas minas de conocimiento sobre la cultura de aquellas épocas. Otro tanto ocurrirá con la arqueología del tercer entorno, cuando la haya. Los arqueólogos electrónicos tendrán que excavar en las bibliotecas digitales, que son los estratos e-geológicos donde se va depositando la infocultura en forma de documento electrónico. Se trata de ir construyendo esas bibliotecas electrónicas, aunque haya montañas de información. También habrá valles fértiles, o mejor, infofértiles. Los bibliotecarios y documentalistas son los constructores de los campos de información. Se trata de construir infotecas en las telebibliotecas ya existentes.
Otro aspecto interesante de su intervención es el concepto de 'perceptotecas' introducido por Echeverría:
"Cabe hablar -indica- de una nueva modalidad de escritura, la escritura electrónica (o digital). No sólo afecta a los textos, sino también a los sonidos, las imágenes y, en fase experimental, a las diversas percepciones sensoriales. Los libros tradicionales incluían textos, mapas, fórmulas, datos, grabados, dibujos, etc. También era posible transcribir los discursos hablados, por ejemplo mediante la taquigrafía. Otro tanto ocurría con la música, gracias a las notaciones musicales. Pues bien, la escritura electrónica permite todas esas cosas y otras muchas más.
La infocultura
"Ese incremento de las posibilidades de escribir, y en particular la tele-escritura -continúa- es uno de los motores de la cultura informacional o infocultura, es decir, de la cultura específica de las sociedades de la información. No sólo cambia la escritura, también la lectura. Leer y entender un programa informático requiere otro tipo de destrezas, que están al alcance de muy pocos. Los expertos en lenguajes de programación son los e-escribas de la sociedad de la información. Por otra parte, los documentos electrónicos pueden ser leídos a distancia, siempre que se disponga de acceso a las redes telemáticas y se tengan las herramientas adecuadas.
Fuente: La Opinión