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BAÑOS ROMANOS DE FORTUNA. HISTORIA, ESTADO DE LA CUESTIÓN Y PERSPECTIVA DE FUTURO.

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Matilla Séiquer, Gonzalo

1. Introducción

El municipio de Fortuna se encuentra a una treintena de kilómetros de la ciudad de Murcia y a mucho menos del Valle del Segura, que lo rodea sin que ninguno de los beneficios de éste pueda favorecer directamente ni a la población de Fortuna ni a su término municipal. Uno de los bienes más escasos es el del agua, que a excepción de las alturas de la Sierra de la Pila, brota con bastante parquedad en un número escaso de manantiales que la mayor parte del año están secos. Entre los afloramientos permanentes de agua el más importante desde todos los puntos de vista es el de las aguas termales que surgen al pie de la ladera oriental de la Sierra del Baño, mole rocosa que se eleva hasta los 500 metros de altura y que forma el eje en torno al que se articula el poblamiento principal de Fortuna desde la Prehistoria hasta la actualidad.

No es de extrañar que las señas de identidad de Fortuna se confundan con la existencia de las aguas termales. Un buen ejemplo de ello es el propio escudo de la villa, donde destaca el chorro vertical del manantial.Ciertamente hasta hace no muchos años Fortuna era sobre todo un municipio en el que había un manantial de aguas termales que daba vida a uno de los complejos balneares más importantes de España, pero dondeademás, las aguas, recicladas y vueltas a reciclar, movían tres molinos de cubo, posibilitaban la existencia de cuatro lavaderos y servían para el riego de pequeñas huertas.

Ahora las cosas están empezando a cambiar y la dependencia de las aguas no es tan evidente, aunque la seña de identidad no se ha perdido.

Si la importancia hasta el presente del termalismo fortunero se justifica en gran medida en la falta de otros recursos, no es difícil volver la mirada al pasado y con estas claves intentar entender lo que en cada una de las épocas ha significado la surgencia termal en el contexto local y por supuesto en el de toda la región.

1.1. El interés “científico” del Balneario hasta 1980

Noticias acerca de los Baños existen desde el siglo XIII, aunque comienzan a ser profusas a partir de comienzos del siglo XVII. En la mayoría de los casos se trata de pleitos relacionados con el uso de las aguas y de las tierras adyacentes a la surgencia, pero al margen de este tipo de noticias que hacen referencia a los Baños, el interés por los orígenes de los mismos hay que enmarcarlo dentro del contexto general del auge de la ciencia y de la importancia que los balnearios empezaron a tener en la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros años del XX.

Si acaso podríamos, a modo de precedente citar la obra de Limón Montero1, Espejo cristalino de las aguas de España, que publicada en 1697 nos da la primera descripción del balneario, aunque sin preocuparse en absoluto de la historia del mismo: “su fábrica es de dos bóvedas cubiertas, y su nacimiento, está en lo descubierto por una rotura de un peñasco, que echará lo grueso de un brazo de agua”.

Tendremos que esperar hasta 1873 para obtener los primeros datos acerca del origen de los Baños. En este año, Eduardo Aragón Ovejero, Medico director del Balneario de Fortuna, escribe una breve memoria2 acerca de los baños que tiene como fin poner de manifiesto las propiedades y usos de las aguas. En la introducción dice: “Estos baños vienen usándose desde remota antigüedad, como lo acreditan los monumentos y vestigios hallados en sus inmediaciones”.

Será Agustín Lacort, medico también del Balneario quien nos ofrezca en 1890 la primera pseudo-descripción e interpretación histórica, donde además de hacer referencia al origen romano de los Baños menciona algunos restos concretos como fragmentos de esculturas de bronce, monedas, medallas y vestigios de obras de fábrica, entre los que cree identificar un templo.

Además describe los Baños Viejos o Moros: "Existía. hasta hace poco. un edificio que construyeron los árabes. rodeado de varias casitas cuya forma de construcción indica también un origen árabe, como casi todas las del mismo barrio. El edificio constaba de dos plantas, baja y alta, o mejor dicho, de piso. Elpiso bajo estaba dividido en dos departamentos, una especie bajo y sótano. de portal o entrada que podía servir de vaporario, pues a la izquierda de la puerta de entrada tenía comunicación con la planta baja, tal vez para ventilación del baño) y gran vaporario. Detrás de él había una escalera en rampa de tres tramos para bajar a un sitio que, indudablemente, era un gran vaporario, y que tal vez servía para vestirse v desnudarse, e inmediato al baño, constituido de grandes piedras solamente superpuestas y desiguales, y aunque conociéndose que era de más moderna construcción, cubierto por un techo abovedado".

Y en este punto nos quedamos hasta 1980, pues ni siquiera González Simancas cuando visita Fortuna a principios de siglo menciona la existencia de restos arqueológicos en el entorno del Balneario.

1.2. El comienzo de los trabajos Científicos: La Cueva Negra y la primera fase de excavaciones en el Balneario

En 1981, al llegar a conocimiento del catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Murcia, Dr. D. Antonio González Blanco la existencia de “letras” en una cueva de Fortuna comenzó el estudio sistemático de la historia y la arqueología de este municipio.

Efectivamente los textos se encontraban en el frente de un abrigo abierto en la cara meridional de la Sierra del Baño conocido como la Cueva Negra. El lugar tenía en su interior nacimiento de agua y era un punto de referencia para los habitantes del lugar que se manifestaba en la peregrinación anual a la Cueva para celebrar el “Día de la Mona”

Comenzados los trabajos3 en los textos pintados se pudieron leer más de 40, existiendo trazas de muchos más. Todos menos uno estaban en verso. Alguno recordaba La Eneida y en varios de ellos aparecían nombres de divinidades como las Ninfas, Venus, Baco o Esculapio. La comprensión de los “Tituli” pasaba por la del contexto arqueológico que era, con alguna excepción, completamente desconocido. Así en 1984 se realizó la primera Carta Arqueológica de Fortuna4 y se dio por primera vez noticia científica del yacimiento de los Baños. El conocimiento del mismo se incremento por las prospecciones que con posterioridad realizó el Dr. Rahtz, Catedrático de la Universidad de York.

Las prospecciones por una parte y la presencia de los textos latinos, difíciles de entender en la ubicación que tenían sin un contexto concreto, forzaron el comienzo de las excavaciones arqueológicas en el Balneario de Fortuna durante la década de los 90 bajo la dirección del Dr. D. Antonino González Blanco.

Los resultados fueron muy interesantes, ya que se exhumó una estructura de mampostería y alzados de adobe que respondía a la tipología de patio centralrodeado de pequeñas habitaciones y que podía interpretarse como hospedería. Esto unido a la existencia de un contexto material de los siglos I y II d. C. y a la existencia de dos grandes cisternas de caementicium revestidas en su interior de signinum, ademas de la inexistencia de otros yacimientos romanos en el entorno de dimensiones parecidas, confirmaba la teoría de la hospedería, no pudiendo justificarse la misma sino en función de la afluencia de gentes de los siglos I y IIa las aguas termales.

Teníamos pues la primera evidencia de existencia de un Balneario en época romana y los primeros indicios que justificaban que en la Cueva Negra se hubieran escrito versos en latín. Sin embargo la riqueza de los materiales contrastaba con la pobreza de la edificación y las posibilidades económicas que atribuíamos a personas capaces de escribir y conocedoras de La Eneida. Además pese a la existencia de lo que interpretamos como un curso seco de agua inmediato a la hospedería, faltaba una verdadera construcción hidráulica romana.

De esta manera y sabiendo que tanto los Baños Moros que describió Lacort, como el Balneario Moderno que había estado funcionando hasta comienzos del siglo XIX se encontraban a un centenar de metros al norte del área de excavación, en 1999 , ya bajo mi dirección, se trasladaron los trabajos arqueológicos a la zona mencionada.

1.3. Desde 1999

Los resultados no pudieron ser mejores ni más espectaculares. Los dos primeros sondeos dejaron a la luz respectivamente la grieta en la que estaba la surgencia que desde época ibérica hasta el siglo XIX había alimentado el balneario yuna canalización adyacente a lo que parecía un estanque de sillería.

Desde este año los trabajos han proseguido ininterrumpidamente poniendo a la luz un conjunto balnear romano de primera magnitud en el que destaca un gran edificio en parte tallado en la roca y en parte de sillería, que no es sino el templo dedicado a las deidades sanadoras de Fortuna, a la vez que se han documentado fases balneares de todas las épocas, destacando por su importancia la del siglo XVII.

Si el edificio aparecido es en la actualidad único en el mundo romano, además de ser monumental y espectacular, el conjunto de textos de la Cueva Negra es igual de único. Tanto la Cueva como el Balneario están íntimamente unidos y no son sino la cara y la cruz de un mismo yacimiento arqueológico, de un mismo conjunto sacro que nace simultáneamente, que se desarrolla en conjunto y que muere a la vez. Así, tenemos que convenir que estamos frente a uno de los complejos arqueológicos más importantes de todo el mundo romano.

2. El Balneario de Fortuna a través de las épocas. Estado de la cuestión.

2.1. El Balneario Prerromano

A 500 metros al suroeste de la surgencia termal existe un pequeño poblado ibérico. Se trata del Castillejo de los Baños, cerro testigo de una veintena de metros de altura máxima que pudo albergar en su interior a no más de una treintena de familias. Las prospecciones y la excavación de su necrópolis han generado una aceptable bibliografía5 acerca del mismo, y aunque el poblado está por excavar, sabemos, gracias a la presencia de cerámicas griegas en la necrópolis, que funciona entre mediados del siglo V y mediados del IV a.C. Es posible que el origen sea anterior y que haya perdurado en el tiempo, aunque no se han encontrado materiales en el cerro que se puedan fechar con posterioridad al siglo III a. C.

En cualquier caso es indiscutible que los íberos tuvieron que utilizar las aguas con fines termales y con fines de abastecimiento y regadío, ya que estando el asentamiento a tan poca distancia del un manantial termal y siendo tan escasa el agua en Fortuna, plantear cualquier otra cosa sería caer en lo absurdo.

Efectivamente no hay ningún resto constructivo en el balneario que podamos asignar a esta época, lo que si han aparecido son fragmentos de cerámica ibérica y de barniz negro, aunque descontextualizados. Pero como veremos, la construcción del complejo romano transformó completamente la imagen del lugar. Si algo existía previamente no había muchas posibilidades de que tras la obra romana se conservara.

Junto a la zona en la que se excavó la hospedería hace unos años se realizó una zanja para la introducción de cañerías de otra surgencia termal que aun subsiste en la ladera de la sierra. De esa zanja se extrajo una vasija globular ibérica que se encuentra depositada en el actual Balneario de Fortuna y en cuyo interior había restos de ceniza. Se trata de una urna funeraria ibérica tardía, lo que nos situaría en una zona de necrópolis en el entorno del balneario en los primeros años de la dominación romana en España y sugiere un desplazamiento de la población hacia las cercanías del manantial. Es muy posible que la desaparición del hábitat encastrado se deba a unas mejores condiciones de seguridad y a la consiguiente ocupación de tierras bajas, tal vez con un poblamiento disperso.

Por otra parte, para utilizar el agua no es necesario realizar una obra de la magnitud de la romana, bastaría con embalsar, aunque fuera de manera tosca, el agua termal. Pues bien, en la grieta natural por la que discurría el agua, se cavó en la roca una especie de balsa que podría ser de época ibérica. Aun está por excavar arqueológicamente, conociéndose solo el contorno, por lo que no se puede pasar de la mera hipótesis.

Antes de pasar al balneario romano hay algo que debemos tener presente: los íberos no sólo utilizan las aguas, que posiblemente también estén en ese momento divinizadas, sino que la Cueva Negra les pertenece. Los romanos no crean allí un santuario ex novo, sino que romanizan uno ibérico, que por otra parte está equidistante de los dos únicos poblados íberos de Fortuna, el mencionado y el Castillico de las Peñas. Latinizan las divinidades indígenas, lo que encaja muy bien con la aparición repetidas veces de las Ninfas en los textos, asignan un papel importante a Venus, tal vez la diosa madre ibérica señora del santuario y hay indicios de que existe una díada formada por Venus y Baco.

Los romanos no descubren las aguas ni monumentalizan el nacimiento con cándida inocencia. Tuvieron que tener motivos más que sobrados para hacer inversión económica semejante. No se puede entender lo realizado por Roma si no es un factor determinante en el proceso de romanización, y no podría serlo si la Cueva Negra y los Baños no atrajeran a cantidades ingentes de personas, que por lo que sabemos del poblamiento en la zona, tendrían que proceder de otros lugares. Tampoco es posible que los condicionantes anteriores se puedan dar sin la presencia de una importante vía de comunicación. Bien es verdad que Fortuna queda fuera de la red viaria más evidente, en este caso el Valle del Segura, pero también es cierto que se encuentra en un atajo que comunica las tierras próximas a Orihuela con las próximas a Archena, evitando de esta manera alargar el camino de forma innecesaria.

2.2. El Balneario Romano

2.2.1. Origen y Edificaciones

Los restos materiales romanos, en especial cerámicas y monedas delatan la presencia de “romanos” en la zona a partir del siglo II a. C. Desconocemos el proceso por el cual los romanos llegan a Fortuna, aunque ya se han apuntado algunas posibilidades acerca del interés que en un momento concreto tuvieron en el lugar. Se ha querido ver en la zona de la hospedería y previa a la construcción de la misma, la existencia de un lugar de acampada, pues las señales de hogueras y vertederos bajo el nivel de los suelos y los primeros cimientos lo indican.

Hasta ahora la posibilidad que se maneja es la de que dado el flujo masivo de personas al Balneario y a la Cueva, se decidió por motivos políticos y por supuesto propagandísticos, transformar el lugar y construir un monumento de gran envergadura. Posiblemente en el sigloI a. C. tuviera lugar la primera transformación, tallándose en torno a la surgencia una exedra a modo de Ninfeo y tal vez cubriéndola con una semicúpula, aunque esto no sería obligatorio. Estaríamos en un momentosituado entre Sertorio6 y Cesar7.

Existiera o no una primera transformación en el siglo I a. C. El conjunto edilicio que tenemos conservado parece ser de época Julio-Claudia, con algunas reformas en época Flavia y/o Antonina y un decaimiento de las infraestructuras entre del siglo III y IV d. C.

Antes de continuar conviene hacer una aclaración respecto a los titubeos con las cronologías. Los Baños han estado en uso utilizando la infraestructura romana hasta el siglo XVI. En el siglo XVII se usan el manantial y las canalizaciones, pero se abandona la piscina. En el siglo XIX se abandona definitivamente el balneario al secarse la surgencia tras unas prospecciones en busca de una veta con más caudal de agua. Esto significa que la parte central del edificio construido en torno al manantial ha sido limpiado de manera constante, no generándose un depósito arqueológico estratificado sino en zonas muy concretas del exterior del edificio para época romana e islámica, situándose el margen cronológico del depósito del interior entre los siglos XVII y XX. Por supuesto que existen materiales romanos, pero descontextualizados respecto a las edificaciones. Tales materiales permiten saber sólo en que épocas ha habido o no presencia romana y en el más afortunado de los casos, si nos arriesgamos a convertir cerámicas descontextualizadas en porcentajes podríamos establecer momentos de mayor o menor afluencia en el uso de las aguas y no momentos de mayor o menor actividad edilicia.

2.2.2. La primera intervención romana / El santuario púnico

Si ciertamente la primera presencia de romanos en el lugar se puede constatar a principios del siglo II a. C., hay que convenir que existen casi 200 años entre este momento y aquel en que se decide la transformación del lugar para monumentalizarlo. Es posible que así ocurriera, pero también es poco creíble, pues se contradice con la justificación romana de intervención en el siglo I a.C. / d. C.

Una inversión económica de la magnitud de la realizada en Fortuna solo se justifica por la rentabilidad y esta podemos medirla en términos económicos, políticos o sociales, aunque pueden existir combinaciones de dos de estos tres elementos e incluso se pueden dar los tres de manera simultánea. Para que tal rentabilidad pueda ser previsible es necesario que los destinatarios de la inversión y por lo tanto los que van a hacer la misma provechosa, existan con anterioridad a esta: se adecua un baño cuando la gente, en un número no despreciable, va al lugar a bañarse de la misma manera que se construye un templo como consecuencia del fervor religioso por la existencia previa de un santuario, o se hace una obra propagandística si va a tener una repercusión importante y esa propaganda va a ser efectiva.

Por lo tanto si la obra realizada en Fortuna es consecuencia de todo lo anterior y esa obra significa la transformación total de un gran espacio, hay que aceptar que el uso del lugar durante dos siglos ha significado el incremento progresivo de visitantes, no sabemos a que velocidad, pero si que los primeros llegan a principios del siglo II a. C. y que muchos eran los que iban en el cambio de era. Es impensable que durante ese dilatado periodo no se hubiera producido ninguna transformación de índole hidráulica, religiosa o de cualquier otro tipo.

De esta manera, aunque sea evidente de momento la ausencia de restos de esta época si que se puede deducir la existencia de un santuario previo, tal vez con raices ibéricas, como ya se ha apuntado e incluso con una primera transformación del lugar durante el dominio púnico. La presencia en la Cueva Negra de “L. Oculatius rvstivus et annivs crescens sacerdos ascvlepi ebvsitani”8 dan vigor a esta posibilidad. En primer lugar hay que recordar que Cueva Negra y Balneario forman parte de una realidad social, sagrada y monumental única. En segundo que los RVSTICVS están documentados en la isla de Ibiza9, y en tercero que ascvlepi ebvsitani puede ser tanto el dios Eshmun de Ebussus como la advocación general del dios púnico Eshmun (en el mismo sentido que Hércules Gaditano es Melkart).

La presencia de un sacerdote de Ibiza llevando exvotos a la Cueva, incluso la presencia de dos duoviri viajando como legados ibicencos, como apunta Mayer10, o tal vez la de un simple sacerdote de Eshmun de cualquier lugar (Cartago Nova, por ejemplo), no se explican sin una conexión entre Fortuna y el dominio Cartaginés. Por lo tanto la existencia de un santuario púnico que matice el ibérico parece innegable.

Es mas, la pervivencia de antiguos cultos púnicos mezclados con los indígenas puede ser la explicación necesaria para justificar la envergadura de la intervención romana en el lugar.

¿Y cómo fue esa primera intervención romana? No queda ningún resto que se pueda asignar a los siglos II y I a. C., pero el trazado arquitectónico de la gran monumentalización nos puede ayudar a plantear una hipótesis. Se han conservado dos elementos fundamentales: 1º la grieta en la que está la surgencia y por la que el agua discurre de forma natural y 2ª el edificio que enmarca y cierra dicha grieta.

El edificio es completamente simétrico y en esa simetría se incluye la exedra en la que queda insertada la grieta de la surgencia. Mientras esta última tiene una orientación este-oeste, la edificación la tiene NO/O-SE/E. Siendo todo el conjunto armónico, lo único que rompe el equilibrio es la disposición del manantial, que divide la exedra en dos partes desiguales.

Esta es la evidencia y ante ella se ha de preguntar porque ocurre eso. Una explicación posible sería que el edificio tuviera que tener una orientación concreta, sin embargo es la fractura la que tiene esa orientación. La otra explicación sería que e edificio o se ajustara al nacimiento, sino a un edículo previo. De esta manera se podría considerar que la exedra pertenece a ese período entre los siglos I y II a. C. Por lo tanto la imagen de la época republicana sería la de un gran ninfeo situado al pie de la sierra y abierto visualmente desde las tierras bajas.

De este momento serían también las primeras instalaciones de la hospedería.

2.2.3. La Monumentalización

Aceptando la existencia previa del ninfeo, en un momento impreciso entre Augusto y Claudio los romanos aprovechan el flujo masivo de personas que visitaban el lugar para hacer una intervención arquitectónica de primer orden que no es sino el exponente material de lo que hubo de ser una intervención política y social.

De esta manera y en torno al ninfeo proyectan un edificio que enmarque y cierre el manantial de aguas termales, romanizando completamente un santuario que pervivía desde época ibérica.

El edificio se proyecta con cánones vitruvianos y se planifica condicionado por la exedra existente. De esta manera el eje de la exedra sirve para trazar el eje longitudinal del edificio, y el radio de la misma se utiliza para marcar la anchura de un pasillo que se desarrolla ante ella. A derecha e izquierda del ninfeo se tallan sendas capillas cuadradas y ante el pasillo que lo precede una piscina de grandes dimensiones, cuyo lado corto, de 5 pasos coincide con la medida del diámetro de la exedra. La piscina esta porticada, sirviendo este pórtico de deambulatorio, ubicándose en su centro el centro de la edificación, desde la que se trazan sendos ejes de simetría que van a hacer del edificio un conjunto armónico. La construcción concluye con una entrada, posiblemente monumental, en la que se repiten tanto las capillas como la exedra de la cabecera.

2.2.3.1. El Edificio

La obra que en parte esta tallada en la roca y en parte construida con grandes sillares, en algunos casos ciclópeos, tiene unas dimensiones totales de 18 x 14 pasos. Podemos considerar una división estructural y de uso en tres partes, cada una de las cuales tendría 6 pasos de anchura y una longitud equivalente a la anchura del edificio. Esas tres partes serían la cabecera tripartita y el pasillo que la precede, la piscina y los accesos. Pero todas ellas tienen un denominador común que las une integrando cada una de ellas en la edificación: un pasillo deambularorio que discurre desde la entradaalrededor de la piscina.

Merece la pena hacer una descripción detallada de cada uno de estos cuerpos en el estado actual de nuestros conocimientos:

El primero de ellos comprende una cabecera tripartita tallada en la roca. Los tres espacios que se tallan corresponden a capillas, siendo la central, en la que está la surgencia termal, semicircular mientras que las laterales son de tendencia cuadrada Frente a las capillas queda un espacio diáfano de tres metros de anchura tallado en plano para crear una superficie horizontal, el pasillo al que antes se hacía referencia. Este cuerpo concluye con un pórtico de cinco vanos, el central de cinco metros de luz y los demás de 2,5 m.

Las capillas estaban cubiertas respectivamente por una semicúpula que se elevaba hasta los 7 metros y por sendas bóvedas de sillería, teniendo que ser el remate exterior para las capillas laterales de tejado a dos aguas. Posiblemente ocurriera lo mismo con la central.

Respecto al interior de las capillas, las laterales tenían en su interior seis pilastras afrontadas tres a tres, que sin función arquitectónica creaban nichos. En la central se conservan unas gradas, posiblemente para colocar elementos sagrados; posee tambiénuna pequeña escalera descendente, compuesta por dos peldaños, que desemboca en una estrecha plataforma paralela a la fractura de la que surge el agua. Además de mostrarnos cual era el nivel del agua en época romana, servía para algún tipo de ceremonia, pues no tiene mas objeto que la eventual recogida de aguas termales.

Las tres capillas se separan del pasillo paralelo a ellas por medio de un cancel de sillería del que quedan las improntas de las piedras y restos de grapas de hierro y de plomo.

En el extremo oriental de este primer cuerpo destaca el pórtico de cinco vanos del que se conservan los contrafuertes de los dos extremos, uno de los arcos caído “in situ”, la base de uno de los pilares y las grapas de sujeción de otros dos. El central y mayor permite visualizar la capilla absidal, mientras que los pilares de los laterales tapan completamente la visualización de las capillas menores, de tal forma que se crea una escenografía que tiene por objeto destacar la exedra. En el espacio comprendido entre el arco central y la capilla absidal, dividido en dos por la grieta por la que discurren las aguas desde la surgencia se crea lo que podría ser una superficie ceremonial. Se consigue esto con la colocación de una losa monolítica de 2,5 metros por 1 metro que da continuidad al plano, obteniéndose un espacio visualmente diáfano de 12 m2.

Este primer cuerpo está limitado en sus extremos por lo que sería el muro de cierre del recinto que en el sur conserva un muro ciclópeo almohadillado al interior.y en el norte el ángulo original de tal muro, siendo destacable que el espacio entre los ángulos que forman los muros originales con las capillas laterales es de 14 pasos exactos. Por otra parte el almohadillado del muro ciclópeo indica que el espacio comprendido entre las capillas y el pórtico era abierto

Frente al ninfeo pero ya en el interior de la piscina, en el eje de simetría longitudinal y sirviendo de nexo de unión entre el primer cuerpo del edificio y el segundo se encuentra la impronta de un pedestal que ha de responden a una estatua de la principal advocación del santuario.

El segundo cuerpo está constituido por una piscina tallada en la roca con una profundidad media de 1,5 metros. Sin excavar completamente, la simetría longitudinal permite conocer sus dimensiones exactas. Tiene unos 15 metros de largo por7 metros de ancho, o en medidas romanas 10 por 5 pasos exactos (al que habría que añadir uno si se toman las medidas desde el borde exterior), tomando para esto de referencia la grada superior. En sus laterales hay 4 gradas a modo de escaleras y de asientos, las tres inferiores talladas y la superior construida con grandes sillares unidos entre sí por opussigninum. En la zona de unión de la piscina con el cuerpo de las capillas hay dos grandes y estrechos escalones que a modo de repisas tuvieron que servir para colocar aras u ofrendas de otro tipo. La pared oriental de la piscina (la más alejada de las capillas) se interrumpe a los 5 metros desde el ángulo, justo enfrente de la capilla absidal, lo que sugiere que al igual que existe una simetría longitudinal, hay otra transversal, y que el remate más oriental de la piscina es un reflejo de este ábside. Por otra parte la piscina está porticada de forma que desde el centro se veríancuatro grandes arcos de 5 metros de luz, formando una cruz, en cuyos extremos se situarían sendos arcos de 2,5 metros.

El espacio diáfano entre la arcada lateral de la piscina y el muro de cierre perimetral estaba cubierto por grandes placas planas de caliza y apenas superaba el metro de anchura, lo que lo convierte en un pasillo de acceso a la zona de las capillas. Atendiendo a la simetría tendríamos dos pasillos, uno de acceso y otro de salida, de tal manera que el templo “clásico” incluye en su concepción la idea del santuario que debe tener acceso para los fieles. En el fondo el edificio está concebido como un gran deambulatorio.

El tercer cuerpo, solo excavado en parte, está dedicado a los accesos. Se ha documentado de momento una obra de sillería que reproduce forma, dimensiones y disposición de la cabecera tripartita. Así, en cada una de las replicas de las capillas se situaría un vano, que serían respectivamente de entrada y salida. Entre ambos existiría una exedra afrontada con el ninfeo.

Por último hay que decir que todo el edificio estaba ceñido en su exterior por una “media caña” de grandes dimensiones que tenía por objeto la protección de la construcción frente a las avenidas que se producían por la combinación de lluvias torrenciales y la falta de cubierta vegetal de la Sierra del Baño.

2.2.3.2. La Entrada

Ya en el exterior del edificio las dos puertas estarían separadas entre sí por la estructura por la que saldrían las aguas de la piscina. Se trata de una estructura de piedra cuya forma y anchura son desconocidas todavía, pero que tiene un desagüe de sillería coincidente con el eje del edificio. Tal salida de aguas se sitúa atres pasos del muro de cierre del templo. Las aguas evacuadas se recogen en un estanque también de sillería que en época medieval se utilizó como aljibe y en época moderna como baño y lavadero. El estanque en cuestión tiene unas dimensiones de dos pasos por cuatro.

A partir de este aparecen unas canalizaciones más pequeñas que han de llevar el agua a la zona balnear del complejo.

Esta estructura es indudablemente una fuente ¿monumental?, tal vez con forma de ninfeo, que dada su proximidad a las entradas servía para recibir al peregrino y creaba una zona de transición entre el espacio sagrado del interior y el profano del exterior.

2.2.4. Reformas

Debido al uso continuo de la construcción romana hasta principios del siglo XIX, no es fácil distinguir fases en la construcción. De momento solo se ha podido determinar una gran reforma estructural en el muro de cierre septentrional que por la técnica se podría situar entre los siglos II y III d. C.

Existe tras las capillas una estrecha y alta canalización de signinum que servía para evacuar el agua pluvial y que entroncaba con un canal mas ancho y menos profundo que la sacaba del edificio y que discurría entre el muro de sillería exterior y la capilla norte. Ese canal en muchas ocasiones no era capaz de contener el agua de las precipitaciones, por lo que tuvieron que ensancharlo notablemente. Esto solo se podía hacer eliminando el muro de sillería y construyéndolo de nuevo una vez el canal estuviera terminado. Y eso es lo que se hace, con la salvedad de que el nuevo paramento se construye de mampostería, lo que podría situar su cronología en una fecha cercana a la amortización de las instalaciones.

2.2.5. Amortización

Si nos preguntamos en que época dejo de utilizarse el complejo la respuesta es que nunca ocurrió tal cosa. De forma ininterrumpida las aguas se han utilizado hasta la actualidad. No ha pasado igual con las infraestructuras, pues hay un momento en el que, aunque siguen usándose, dejan de mantenerse y comienza su progresivo declive que llega hasta el siglo XVII, donde todavía quedan algunos de los arcos en pie y posiblemente parte de la bóveda de la capilla sur.

Si nos tenemos a los restos materiales la cronología llega hasta el siglo II para las cerámicas, mientras que para las monedas cubrimos el siglo III, el IV y la época visigoda.

De esta forma parece que el mantenimiento de las instalaciones y por lo tanto la llegada masiva de peregrinos, que eran los que a fin de cuentas sustentaban económicamente el complejo, termina a finales del siglo II d. C, coincidiendo con el declive de las ciudades. Es muy posible que el siglo III al VII d. C. solo los frecuenten los habitantes del lugar y visitantes esporádicos de fuera, lo que explicaría la ausencia o escasez de materiales, según los casos. Incluso la Damnatio Memoriae planteada para la Cueva Negra, si llegó a producirse, tuvo que suponer la desacralización de la fuente termal y el fin acelerado de los pereginos.

2.3. El Balneario Medieval

Es muy poco lo excavado todavía para esta época. Se sabe no obstante que entre los siglos XI y XIII existe una alquería en la zona que se sitúa fuera de los muros de cierre del edificio romano, y que la piscina está todavía en uso como balsa para el regadío, aunque está claro que el baño se seguía practicando. También en esta época el estanque se transforma, alzándose sus paredes con dovelas de la bóveda de las capillas o de las entradas y cubriéndose con una bóveda de ladrillo.

2.4. El Balneario Moderno

2.4.1. Del Siglo XIV al XVII

Se asiste en este periodo a un aumento de la población estable de los baños y a la fase final de deterioro de las instalaciones romanas. Las capillas se amortizan y empiezan a colmatarse, ubicándose en su interior pequeñas chabolas. La piscina deja de limpiarse hasta que llega un momento ya a finales del siglo XVI en que no se puede utilizar como balsa y asistimos entre finales del XV y el XVI a un paulatino incremento de visitantes foráneos, destacando la gran cantidad de vajilla italiana aparecida, amen de producciones locales de calidad.

2.4.2.El Balneario del Siglo XVII

Durante el siglo XVII notamos en la zona de los Baños Romanos de Fortuna una intensa actividad constructiva. Además fruto de la misma es la elevación de dos grandes edificios dentro de un plan urbanístico predeterminado. Tenemos de esta manera una calle de 3 metros de anchura y como mínimo 15 metros de longitud a la se abren sendos edificios con tejado a dos aguas de la misma longitud que la calle y 8 metros de anchura. Se trata de una superficie total construida de 240 m2.

Cierto es que la construcción se hace con cierta rapidez y que la calidad de materiales, en especial de las argamasas, deja mucho que desear. No obstante hay un cambio cualitativo respecto a épocas anteriores. Desde que los romanos construyeron todo el complejo termal y hasta el siglo XVII, esto es, durante 1600 años, todos los usuarios de los Baños se han ido adaptando a las antiguas infraestructuras. Sin embargo en el siglo XVII se hace tabla rasa con todo lo anterior. Es evidente que las nuevas necesidades fuerzan nuevas instalaciones, pero ¿a qué se deben estas nuevas necesidades?

Desde finales del siglo XIII en que el Lugar de Fortuna es comprado por un aragonés, Fortuna pertenece al Concejo de Murcia a la vez que varios Señores pretenden ejercer su señorío sobre estas tierras. Ello causa no pocas disputas entre ellos mismos y por supuesto entre los vecinos. La última gran disputa es la que tiene como resultado la independencia absoluta de Fortuna del Concejo de Murcia en 1628. La petición al rey de la Carta de Independencia a principios del siglo XVII provoca una serie de litigios con los pretendidos Señores que sólo quedarán resueltos a favor del Concejo de Fortuna 20 años más tarde y en el centro de esos pleitos están los Baños.

Hemos de convenir que si los vecinos de Fortuna pretenden la independencia es porque las cotas de prosperidad alcanzadas por la población son superiores a las de los 300 años anteriores, porque hay iniciativas locales y porque existe clara conciencia de que ser fortunero es algo diferente a ser murciano o cualquier otra cosa. Y todo esto tiene su evidencia en el terreno arqueológico. Volviendo a las excavaciones hemos de notar que los edificios construidos, por muy pobres que nos puedan parecer ahora responden a una planificación. No hablamos, pues, de particulares que de manera privada construyen instalaciones en los Baños para hacer pequeños negocios a costa de los bañistas foráneos. Hablamos de la conciencia de que el Balneario puede ser el gran negocio del Concejo de Fortuna (que en esta época producía una renta de 2.000 ducados anuales) y para que un negocio prospere hay que saber invertir en infraestructuras acomodadas a las necesidades reales.

El edificio se ha podido fechar sin la más mínima duda entre los últimos años de Felipe III y los primeros de Carlos II, lo que nos da una fecha de construcción entre 1.620 y 1.630 y una de abandono entorno a 1670. No puede ser casual que la fecha de construcción coincida de forma tan precisa con la del Acta de Independencia Municipal.

La documentación del Archivo Municipal de Fortuna muestra que tras la emancipación del Concejo el ayuntamiento interviene directamente en los Baños. Decide la construcción de dos “estancos” (establecimientos con precios fijos y no abusivos) y mientras estos se terminan, se alquila una edificación que funcionara de manera provisional como estanco y sirviera para regular de inmediato los precios.

Solo el carácter emprendedor de los fortuneros de 1600 representados por su concejo justifica la visión de que las aguas termales pueden ser un buen negocio, pero este negocio no puede rendir lo suficiente si no se racionaliza la explotación y se dejan atrás infraestructuras que ya están obsoletas. Y solo desde el concejo se puede dar a las nuevas construcciones que se realizan carácter de núcleo urbano. Hemos pasado así de las pequeñas construcciones caóticas de los siglos XV y XVI a un modelo urbano que se mantendrá hasta la actualidad en las instalaciones del moderno Balneario, también construidas por el municipio.

Igual que en el siglo XX, en el XVII el auge municipal y el del Balneario van de la mano y no se puede entender el desarrollo del municipio sin tener en cuenta los Baños ni el de los Baños sin considerar el municipio.

Aparte de estas cuestiones, merece la pena destacar uno de los hallazgos. Se trata de una pequeña figura de la Virgen del Pilar que podemos fechar en torno a 1650 y que tiene una tremenda importancia por dos motivos. Por una parte se trata de la de imagen religiosa cristiana más antigua de Fortuna y por otra entronca directamente con la expansión popular del culto a esta Virgen (en Murcia la Capilla del Pilar es de la misma época) en España, pero de forma especial en el Sureste. Si a esto le unimos la gran cantidad de monedas valencianas encontradas en las excavaciones, caemos en seguida en la cuenta de lo relacionada que estaba Fortuna durante el XVII, en especial conAlicante y Valencia (igual que en la actualidad) y que el manido aislamiento del municipio es sólo fruto de determinadas épocas, pero de ninguna manera una constante histórica.

3. Perspectivas de Futuro

Los trabajos en el conjunto arqueológico Cueva Negra-Balneario Romano tienen una importancia científica que no se puede cuestionar. Pero también tienen una importancia social y económica inmediata. De hecho las excavaciones, además de por la Consejería de Cultura de la C.A.R.M., están en más de un 50 % financiadas por el Ayuntamiento de Fortuna, pues se tiene la conciencia de que una vez puesto el Conjunto en valor, el beneficio para el municipio va a ser considerable. Hasta tal punto se apuesta por estos trabajos que la Imagen Corporativa municipal es el esquema de los Baños Romanos:

Ahora bien el yacimiento romano de los Baños se extiende en un frente de más de un kilómetro. De esta manera la excavación, consolidación, restauración y rehabilitación del templo, que en los próximos años puede estar concluida, no es más que una fase de los trabajos científicos. Lo mismo ocurre con la excavación en la necrópolis ibérica y los eventuales trabajos en el poblado del Castillejo de los Baños.

Creemos que en los Baños de Fortuna tenemos mas de una docena de edificios de sillería y que su paulatina excavación va a dar un vuelco al conocimiento que tenemos de la romanización en el sureste y desde luego va a tener inmediatas repercusiones sociales.

BIBLIOGRAFÍA

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DOCUMENTACIÓN GRÁFICA

 

 

 

 


 





SIGLO XVII

 

 

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CARM. Consejería de Educación y Cultura. Dirección General de Cultura. Servicio de Patrimonio Histórico

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