El arte levantino es de tipo figurativo. En él aparecen animales y seres humanos, formando composiciones rituales, de caza, de recolección, de danza y de guerra.

Las administraciones autonómicas que poseen muestras de este singular arte en su territorio son conscientes de la necesidad de potenciar el estudio, la conservación y la puesta en valor del mismo. Por ello, una de las iniciativas ha sido la solicitud de declaración de Patrimonio de la Humanidad, en la categoría de Paisajes Culturales, avalada, por el Consejo de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura. El día 2 de diciembre de 1998 se ha conseguido la ansiada declaración en el plenario de UNESCO celebrado en Kioto (Japón).

El arte rupestre está declarado Bien de Interés Cultural, por ministerio de la Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985, máxima figura de reconocimiento y protección que otorga la legislación española.

La petición se formuló, entre otras razones, por el valor universal excepcional del arte rupestre, ya que representa la obra maestra del arte de los pueblos prehistóricos que ocuparon el arco mediterráneo de la Penísula Ibérica.

El arte rupestre es una creación auténtica, en donde no ha intervenido la mano del hombre con posterioridad a la realización de estos únicos y excepcionales documentos.

La ubicación de las cuevas y abrigos rocosos que contienen el arte rupestre se da en un paisaje escasamente alterado, en donde tenemos la creación combinada de la naturaleza y del hombre. De esta forma, se reflejan los modos tradicionales de utilizacón de este extenso territorio en el que la protección de éste contribuye a conservar la bio-diversidad del paisaje mediterráneo. Aquí se evidencian las relaciones sociales, desde hace varios milenios, que se mantienen en casi un millar de kilómetros de longitud.