Se trata de una zona de montaña, inmersa en el sistema prebético, en las Sierras de las Cabras y Taibilla, continuación de las Sierras de Alcaraz y Segura, situadas hacia el noroeste, con las que limita. Estas sierras llegan a superar en muchos puntos los 2.000m de altitud sobre el nivel del mar. Áreas agrestes, de media y alta montaña, con profundos barrancos producidos por la acción de los ríos.
El paisaje está conformado por matorrales y brezales, con tan sólo entre un 10% y un 19% del suelo destinado al aprovechamiento agrícola. Las duras condiciones naturales, geográficas y de comunicación, han convertido a estas tierras en lugares poco habitados en el siglo XX; lo cual ha favorecido que su entorno natural no se vea alterado.
En cuanto al soporte , debemos mencionar que la naturaleza ha horadado gran parte de la caliza del triásico, permitiendo que surgieran barrancos y zonas escarpadas, en donde oquedades, cavidades y abrigos rocosos han resultado lugares idóneos para la representación de pinturas rupestres.
La caza y la sierra, unidos por el cauce del río Taibilla, que es el verdadero organizador del espacio, hicieron posible el desarrollo del arte rupestre en esta zona, que es una de las más representativas del mismo, dentro del arco mediterráneo.
En este entorno se encuentra el conjunto de Solana de las Covachas, en la cabecera del arroyo de la Taibilla, que vierte sus aguas por la margen derecha al río Taibilla. Está compuesto por nueve cavidades, situadas a una altitud s.n.m de 1380 m. Fueron descubiertas en el año 1954 por José Soto Pérez.
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