El paisaje viene determinado por la presencia de tres elementos que, relacionados entre sí, han configurado un entorno de alta calidad ambiental. En primer lugar debemos hacer referencia al soporte, es decir, al terreno donde se desarrollan los demás valores tanto culturales como naturales. Se trata del denominado ródeno, una roca de color rojizo, perteneciente al Triásico, de fácil modelaje por los agentes atmosféricos. Esta roca ródena es la base de una amplia masa forestal, en la que destaca el pino. A ello hay que unir la presencia del agua; el río Mesto, afluente del Cabriel, riega toda la Sierra de Cuerdas.

El clima es una mezcla producida entre el propio del Mediterráneo, por su cercanía al levante, y el clima de montaña, puesto que llega a alcanzar los 1.400m de altitud, pero muy suavizado.

En esta unidad geográfica conformada por lugares, en ocasiones abruptos, de difícil acceso y rodeados por densos bosques, con una fauna que se compone de corzo, jabalí, ciervo y conejo, fundamentalmente, se asentaron grupos humanos durante la prehistoria, que utilizaron abrigos y covachos de escasa profundidad para realizar sus pinturas relativas a sus modos de vida.

Se trata de muestras de arte rupestre levantino, una manifestación cultural de sociedades prehistóricas que se extienden por el arco mediterráneo peninsular, cuyo núcleo mas occidental es Villar del Humo.