Las pinturas y grabados de este conjunto ocupan la parte central y alta de una cavidad orientada al SO y se encuentran protegidas por una reja de seguridad.
El conjunto presenta 42 motivos pictográficos, 16 de los cuales corresponden a figuras humanas, 19 a animales y 7 a restos indeterminados. Las coloraciones varían del naranja al castaño, pasando por el rosado, el rojo y el violeta, con diferentes tonalidades. De entre todos los motivos del conjunto destaca el grupo situado en el extremo inferior derecho, formado por una serie de figuras humanas femeninas que rodean una figura masculina con el sexo resaltado. Las mujeres, con faldas acampanadas y el torso desnudo, se agrupan por parejas. Esta composición, única en todo el arte rupestre levantino, se ha identificado como una "danza fálica" ritual, aunque las características técnicas de las figuras denotan repintados sucesivos y, posiblemente, cronologías diferentes. En el extremo superior del friso se localitza la representación de una escena de caza donde una figura humana, con arco y flechas, se enfrenta a un animal que, en los estudios realizados a principios de siglo, fue identificado como un bisonte de épo paleolítica. La revisión efectuada recientemente hace pensar que en realidad se trata de un jabalí. Entre las diferentes figuras de animales destacan especialmente los toros que ocupan el centro de la zona inferior. A pesar de su degradación, se observan toda una serie de superposiciones y repintados que serán de gran interés para el estudio de la evolución estilística de las pinturas. En la zona mediana izquierda se observan una serie de motivos realizados en un estilo claramente esquemático, de cronología posterior al resto de los motivos pintados. Se identifica claramente una escena de caza con un ciervo y un arquero enfrentados, así como la representación más dudosa de otro ciervo.
Estas pinturas, como la mayoría de las agrupadas dentro del llamado arte levantino, son de tipo naturalista-estilizado, excepto unas cuantas de tipo esquemático. La cronología de las primeras puede situarse entre el 7.000 y el 2.000 antes de la Era actual, durante el período Epipaleolítico y el Neolítico, mientras que las esquemáticas pueden ser del Neolítico o de la Edad del Bronce, entre el 4.000 y el 1.000 antes de la Era actual.
El abrigo también presenta nombrosas incisiones, que se situan en toda la zona del techo y en la parte inferior de la cavidad. En total, se ha documentado la existencia de 260 elementos gravados sobre la roca. De los gravados observados, la mayoría pertenecen a la escritura ibérica y otros corresponden ya al alfabeto latino. Únicamente dos o tres gravados corresponden a figuras de animales. El interés de estos gravados ibéricos y latinos es que testimonían la continuidad del carácter sagrado del abrigo desde la prehistoria hasta tiempos históricos.
Las excavaciones realizadas al pie del abrigo permitieron recuperar algunos instrumentos hechos sobre piedra, de cronología epipaleolítica o neolítica, así como unos cuantos fragmentos de cerámica romana. Estos materiales confirman la utilización del abrigo durante estos períodos.
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